martes, 15 de septiembre de 2015
Real Madrid derrotó 4-0 al Shakhtar Donetsk en el Bernabeu
El Shakhtar, un equipo de Ucrania plagado de brasileños y entrenado por un rumano. Juega bien, pero ha perdido colmillo con los traspasos de sus mejores hombres, que ahora juegan en clubes con más ínfulas. Aún así, frenó una salida gaseosa del Madrid y mostró su gusto por la asociación en la zona media y de tres cuartos. A Keylor no llegó a verlo, pero parecía que podía amargarle la noche al Madrid.
No lo hizo el Shakhtar, sino el físico de los jugadores blancos, que se está revelando cristalino en este primer tramo de la temporada. Tras Danilo y James, que cayeron con sus selecciones, el estreno de los blancos en la Champions dejó tres lesionados más: Bale, Varane y Ramos. De los tres contratiempos, el más grave parece el del galés. Que, además, estaba encontrando su lugar en el mundo de Benítez.
Gareth cayó en el minuto 28. El estadio aún rumiaba la mala pinta del percance de su futbolista cuando un centro desde la izquierda de Isco, aparentemente intrascendente, voló hacia las manos de Pyatov. Un segundo después, estaba en sus redes. Su pifia le regaló el 1-0 a Benzema, que tuvo ocasiones para hacer al menos un par de goles más. Estuvo torrero Karim, aunque impreciso con el estoque.
Tras el descanso, con el cambio de Pepe por Varane (al francés, de nuevo titular, le clavaron un taco), un tal Bebek acabó de rematar al lánguido Shakthar. Pitó penalti en un balonazo a la espalda de Srna, y permitió la aparición en el partido de Cristiano. Anotó tres goles, ocho en cuatro días, para aliviar las penas de un Madrid que, antes del segundo del portugués (también de penalti, de cabeza el último), perdió por último a Sergio Ramos. Una mala caída sobre el hombro derecho obligó a Benítez a agotar los cambios en menos de una hora. Por fortuna, no le hicieron falta al técnico madrileño para cambiar el partido. El candor del Shakhtar no le exigió tirar de pizarra. Pero sí las lesiones, que persiguen con saña al Madrid en este arranque de la temporada. Y ya no puede ser cosa de Ancelotti.