sábado, 29 de agosto de 2015
Pachuca y Atlas empataron 1-1 en el Hidalgo
Un cabezazo impecable. No tan productivo. Aquivaldo Mosquera levanta el puño y chilla el tanto. Es el 1-1, muy cerca del final. Mas al Pachuca el 1-1 frente al Atlas, que ha jugado con un hombre menos desde el minuto veintiocho, le sabe a muy poco. Para los Rojinegros, en cambio, el desenlace no semeja completamente malo.
El arranque de partido ha sido con poco ritmo. 2 escuadras que se estudian con demasiado respeto. Pocas conmuevas en el arco. El argentino Walter Kannemann deja a los Zorros en desventaja prontísimo. Recibe 2 tarjetas amarillas, al ’20 y ’28, a fin de que la escuadra tapatía quede condenada a jugar en inferioridad numérica a lo largo de poco más de una hora.
Pachuca es el obligado a ir al frente. Mas los Tuzos tienen poca claridad. Apenas al ’39, Hirving Joven hace un recorte en la ribera del área y toca al centro para Jonathan Urretaviscaya, cuyo remate es tapado por el arquero M. Fraga, quien de esta manera salva a su equipo.
El final de la primera parte se aproxima. El tiro de esquina por el costado izquierdo es ejecutado por R. Vilchis. La redonda llega al corazón del área. La marca es deficiente por la parte de los defensores locales. F. Baloy queda solo. El cabezazo del panameño es concluyentes. Estremece las redes. Tanto del Atlas, al ’41. Con una menos, la visita toma ventaja.
Para la segunda parte, el Pachuca se esmera por ofender. Al ’69, Erick G. se tiende de “palomita”, mas la redonda pasa de largo. El rebote le cae de nuevo. Empuja el balón en el fondo del arco. Mas el silbante anula la acción, por el hecho de que al finalizar en el suelo ha quedado en aparente fuera de sitio.
Sufre el encuentro y los Tuzos están volados al frente. El centro nace desde el costado izquierdo. Aquivaldo Mosquera, agregado al ataque en una medida agobiada, queda sin marca después de que F. Baloy tropieza y acaba sobre el césped. El zaguero central colombiano conecta un enorme cabezazo, cruzado y al ángulo. Tanto del Pachuca. El 1-1 terminante, al ’88. Para los locales, sabe a poco. Para los visitantes, no semeja tan mal negocio.